sábado, 19 de octubre de 2013

RECUPERAR LA TIERRA DE LABRADORES. SEGUNDA PARTE.

Fuente: Alza La Voz (CC)
RECUPERAR LA TIERRA DE LABRADORES. SEGUNDA PARTE.
Por: Rodrigo Cruz H.
@rodrigocruzhz
Octubre de 2013

Colombia firmó en el año 1971 el Acuerdo Ramsar en Irán, en el cual se compromete a proteger los humedales como elementos componentes del ecosistema, que permiten conservar a las especies que allí habitan, y cumplen funciones de amortiguamiento de ríos en épocas de invierno. En el año 1994 ese acuerdo fue refrendado por este país, y a la luz de dicho acuerdo hoy implementa políticas públicas a nivel nacional y regional que consolidan su implementación, como el Sistema de Áreas Protegidas de Bogotá.

Los humedales son cuerpos de agua quietos, luego hay asentamiento de aguas y de los cuerpos que por ellos transitan. De esta forma, cualquier cuerpo extraño que allí se deposite tiende a afectar la función natural del humedal, y en general del ecosistema completo.

En ese contexto, el pasado 8 de septiembre, cuando culminó el convenio de protección del brazo del humedal Tibabuyes entre el Acueducto de Bogotá y una organización ambiental, quedó en manos de la comunidad de la cuenca la conservación de este cuerpo de agua y de sus funciones naturales. Especialmente aquella relacionada con la protección frente al depósito de residuos sólidos y aguas residuales..

Un elemento importante para el futuro del brazo del humedal es la orden judicial que ordena instalar un cerramiento, con base en la delimitación definida por un acuerdo del Concejo. Esta orden proviene de una Acción Popular instaurada por la comunidad que trae como consecuencia la necesidad de implementar una malla bloqueante que cumpla con los requerimientos de la política pública como los antes mencionados.

El área de Gestión Corporativa Ambiental de la EAAB es la responsable del cumplimiento de dicha orden judicial, así como del mantenimiento posterior del humedal mediante su división en la Zona 1. Para ejecutarla debe atravesar varios obstáculos que pueden llegar a prolongar la solución definitiva a este respecto. Sin embargo, se compromete al año 2014 a entregar la instalación del cerramiento y el procedimiento para el mantenimiento del cuerpo de agua.

Esos retos manifestados son entre otros, los tiempos del sector público que son diferentes a los del sector privado, puesto que al primero está sometido a la vigilancia de las “ías” en términos de los procedimientos y la ejecución de recursos. Otro reto es la adquisición de los predios para construir los cerramientos, los cuales se hacen mediante expropiación por vía administrativa ante un juez. Un propietario que ocupe una de las zonas destinadas a la construcción del cerramiento está obligado a vender su predio, pero no a comparecer y de igual forma a demostrar la propiedad sobre el mismo, proceso que puede llegar a prolongarse por mucho tiempo.

El siguiente reto consiste en la ubicación de las conexiones erradas de aguas negras, lo cual requiere un estudio para encontrarlas; estudio que puede llegar a costar miles de millones de pesos.

Por úlitmo, existe un reto para la comunidad de la zona: llegar a un acuerdo para la remoción de un puente artesanal ubicado entre los barrios Villas del Rincón y Nuevo Corinto. En tiempos de invierno se inunda una vía principal que atraviesa el brazo del humedal a la altura de la Calle 129, y este puente construido por la comunidad ofrece una solución para evitar el desplazamiento de algunos residentes hasta aquella calle, que permite el paso hacia el barrio contiguo en donde se ubican instituciones educativas o rutas de transporte.

Hasta el momento el acuerdo de la comunidad es que el puente se va a remover, frente a algunas voces opositoras, pero en medio de todo, es un hecho la implementación del cerramiento y la recuperación de zonas afectadas.  Al ser declarado como Zona de Protección Ambiental, no podrán transitar ni personas ni animales y solo se podrán realizar visitas guiadas, luego la definición sobre el puente tiene un impacto sobre la esencia de esta zona.

Establecer un precedente como el que puede ocurrir con este caso es un hecho que definirá para otros en la ciudad el porvenir de los humedales, especialmente cuando su mala conservación trae consecuencias en todos los sentidos, no solamente ambientales sino de convivencia. Y ante todo, ceder el espacio a la naturaleza, que es dueña original de estos territorios sobre los cuales somos forasteros.

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