“Al aire en 30
segundos, ¿listos?. Silencio todos en el sed, María Clara lista en 5, 4, 3, 2,
1, al aire”. Inicia la transmisión de noticias. El apuntador ya está en el
oído, el máster y el telepronter en función ON. Del otro lado de la pantalla
familias, viejos, adultos, jóvenes, listos a recibir la información de lo que
pasó, pasa y pasará durante sus vidas.
Parece simple ese
acto de sentarse enfrente de la televisión a informarse, se ve sencillo y
digerible, sin pesadez, sin maldad, como una simple función humana, como una de
esas labores que se vuelven necesarias o rutinarias en la vida de ciertas personas.
El bombardeo de
información inicia. En los primeros 15 minutos sabremos los hechos más
importantes de la mañana, en la hora siguiente tendremos un cumulo de eventos y
dos horas más tarde, si nos preguntásemos que tienen en común la primera noticia
con la última o las 4 primeras, ni yo sé que podría concluir. Es más, por más
que sepa que pasa en la palestra pública de mi país, ciudad o localidad, no
podría decir con claridad el por qué sucedió ese hecho.
La ilación desaparece
de mi contexto y al parecer me imposibilita atar cabos. Desconozco lo que no se
emite, y es acá donde la principal función de los noticieros transgrede las
realidades para recrearlas.
Ya no es un mito, la
agenda setting y el ponernos a hablar desde la manipulación de la información
es un hecho. Ya sabemos, lo que se nos informa está sujeto a tergiversaciones,
a formas de decir y sobre todo a conveniencias.
El mero acto de decir
algo ante una cámara legitima el hecho, lo visibiliza y la fuerza de impacto
recae en la cantidad de personas que escucharon ese mensaje. La responsabilidad
se perdió, el presentador solo repite y los poderes que se manejan sobre el
control informacional se exacerba si los dueños de los noticieros son los
mismos que manejan la economía, la política y en general el país.
Vivimos en nodos, alienados los unos de los otros, tan desarticulados y ensimismados de las problemáticas reales, que ni objetamos lo que vemos.
Supondría yo que la
función está bien realizada cuando aún en los medios de información siguen
diciendo que los campesinos son guerrilleros, que la taza del desempleo bajo y
se realizan mediáticas campañas de desprestigio a las propuestas diferentes o
apoyos maniqueos a las presidencias, sin
que nosotros chistemos una sola palabra, mientras seguimos enjuiciando a
nuestros paisanos y votando en las urnas por parapolíticos o narcopolìticos.
Los noticieros son el
reflejo de las coyunturas de un país, como a su vez, permiten develar quienes manejan
los delgados hilos de las cortinas de humo y sobretodo son las gafas, vendas o
manchas que imponen las ficciones que nos encadenas aun a la caverna de Platón.
Objetividad mandada a
recoger, informes especiales que novelizan la realidad y dramatizan las
coyunturas. Bellezas que distraen, discursos manipulados, y todo pasa dentro de
dos horas y media en un set.
Sandra Gutierrez
Miembro del Colectivo AlzalaVoz
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