martes, 17 de septiembre de 2013

RECUPERAR LA TIERRA DE LABRADORES


RECUPERAR LA TIERRA DE LABRADORES

Recorrido por el brazo del humedal Tibabuyes

Rodrigo Cruz H



El cuerpo de agua que durante cientos de años ha sido parte de la geografía de la sabana de Bogotá, el humedal Tibabuyes (“Tierra de Labradores” en muisca) o Juan Amarillo, tiene una existencia poco conocida. Es el remanente junto con las menos de 800 hectáreas que hoy mantienen todavía un escenario ambiental en la ciudad. La sabana contenía cincuenta veces más de estos cuerpos de agua antes de la Conquista, y lo que queda corre el peligro de desaparecer en medio de una apropiación desmedida de sus territorios por la urbanización o por la contaminación rampante.



El humedal Tibabuyes divide las localidades de Suba y Engativá, es el más grande de Bogotá con 223 hectáreas, rodeado de 16 barrios, y en su tercio medio extiende un brazo en una zona densamente poblada de la primera de ellas. Posee 121 especies vegetales y 75 de organismos vertebrados. Actualmente sufre de un conjunto de problemáticas que amenazan su preservación. Para prevenir esto, hace parte del Sistema de Áreas Protegidas de Bogotá y está categorizado como Parque Ecológico Distrital.



Parte de la población alrededor del brazo del humedal ha suscitado una discusión sobre algunas problemáticas: la inundación en el puente que une a los barrios Corinto y Lagos de Suba que se ocasiona en épocas de lluvia, el desmedido vertimiento de aguas residuales en esta misma zona y a la altura de los barrios Corinto y Villas del Rincón, la invasión de viviendas de extrema pobreza, la contaminación por residuos sólidos y escombros, y el consecuente abandono por parte de las autoridades y residentes que ocasiona la toma por parte de grupos delincuenciales.



En un recorrido que un grupo de habitantes realizó hace unos meses, pertenecientes a Juntas de Acción Comunal, organizaciones ambientales y medios comunitarios, se evidenció la situación de la zona.



Giovanny Salcedo, gestor social del brazo del humedal, comenta que durante nueve meses de convenio interadministrativo, la población ha sido participativa durante tres jornadas de mantenimiento, pero queda por generar mayor apropiación, reconocimiento y acciones de exigibilidad. Entretanto el Distrito debe intervenir con actividades para mitigar el riesgo de inundación, la revisión del vertimiento de aguas residuales y la erradicación del depósito de residuos sólidos.





Recuperar las funciones del humedal, como son las de prevenir las inundaciones en olas invernales, prevenir la erosión, mejorar la calidad del agua, estabilizar el clima, servir de estación a cientos de especies vivas y brindar recreación pasiva a la población, son alicientes para conservar este ecosistema y convivir con él, como era en un pasado no muy lejano.



Twitter


0 comentarios:

Publicar un comentario