viernes, 16 de agosto de 2013

DETRÁS DEL SET

“Al aire en 30 segundos, ¿listos?. Silencio todos en el sed, María Clara lista en 5, 4, 3, 2, 1, al aire”. Inicia la transmisión de noticias. El apuntador ya está en el oído, el máster y el telepronter en función ON. Del otro lado de la pantalla familias, viejos, adultos, jóvenes, listos a recibir la información de lo que pasó, pasa y pasará durante sus vidas.

Parece simple ese acto de sentarse enfrente de la televisión a informarse, se ve sencillo y digerible, sin pesadez, sin maldad, como una simple función humana, como una de esas labores que se vuelven necesarias o rutinarias en la vida  de ciertas personas.



El bombardeo de información inicia. En los primeros 15 minutos sabremos los hechos más importantes de la mañana, en la hora siguiente tendremos un cumulo de eventos y dos horas más tarde, si nos preguntásemos que tienen en común la primera noticia con la última o las 4 primeras, ni yo sé que podría concluir. Es más, por más que sepa que pasa en la palestra pública de mi país, ciudad o localidad, no podría decir con claridad el por qué sucedió ese hecho.

La ilación desaparece de mi contexto y al parecer me imposibilita atar cabos. Desconozco lo que no se emite, y es acá donde la principal función de los noticieros transgrede las realidades para recrearlas.

Ya no es un mito, la agenda setting y el ponernos a hablar desde la manipulación de la información es un hecho. Ya sabemos, lo que se nos informa está sujeto a tergiversaciones, a formas de decir y sobre todo a conveniencias.

El mero acto de decir algo ante una cámara legitima el hecho, lo visibiliza y la fuerza de impacto recae en la cantidad de personas que escucharon ese mensaje. La responsabilidad se perdió, el presentador solo repite y los poderes que se manejan sobre el control informacional se exacerba si los dueños de los noticieros son los mismos que manejan la economía, la política y en general el país.

Vivimos en nodos, alienados los unos de los otros, tan desarticulados  y ensimismados de las problemáticas reales, que ni objetamos lo que vemos.

Supondría yo que la función está bien realizada cuando aún en los medios de información siguen diciendo que los campesinos son guerrilleros, que la taza del desempleo bajo y se realizan mediáticas campañas de desprestigio a las propuestas diferentes o apoyos maniqueos  a las presidencias, sin que nosotros chistemos una sola palabra, mientras seguimos enjuiciando a nuestros paisanos y votando en las urnas por parapolíticos o narcopolìticos.

Los noticieros son el reflejo de las coyunturas de un país, como a su vez, permiten develar quienes manejan los delgados hilos de las cortinas de humo y sobretodo son las gafas, vendas o manchas que imponen las ficciones que nos encadenas aun a la caverna de Platón.
Objetividad mandada a recoger, informes especiales que novelizan la realidad y dramatizan las coyunturas. Bellezas que distraen, discursos manipulados, y todo pasa dentro de dos horas y media en un set.


Sandra Gutierrez
Miembro del Colectivo AlzalaVoz

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