domingo, 13 de abril de 2014

EL VIAJE A NINGUNA PARTE FUE UNA REALIDAD



El  viaje a ninguna parte de nuevo nos revelo que el arte que expresa el cine es parte de nuestras vidas  y ese mundo maravilloso que se nos revela es el constante que existe cuando vamos a una sala de cine o cuando desde  nuestras casas logramos admirar sus imágenes  , sus sonidos y las increíbles historias que nos revela la pantalla, en esta ocasión el contexto fue España, el contexto fue la guerra civil y la rebeldía  de un grupo de actores de teatro que no quieren dejar morir  ni que sea desplazado su amor ante la llegada del cine. 

La crítica es contundente “el cine es una mierda”  e ignorar sus raices resulta en locura.   Pensé, ¿será cierto?  Me puse en el papel de los actores de teatro que toda una vida se han entregado a las tablas pero que de un momento a otro les toco entregar el amor de su vida por la tecnificación de la imagen.   Sentir el corazón de la película fue reflexionar que antes del séptimo arte existió el teatro, pero también es darnos cuenta que el teatro sigue existiendo  y sigue siendo poderoso.  No se ha derrumbado. 




Esta fue la reflexión que se originó con esta fantástica obra del director, actor  y maestro Fernán Gonzales, un hombre entregado al cine, pero lo que más se debe destacar es la sonrisa de los niños que nos acompañaron en la proyección de la película.  De nuevo la publicidad antes de proyectarla consiguió invitar y atraerlos  para ver y sentir  imágenes que solo el séptimo arte puede ofrecer. 

La vida es hecha cine nuevamente.





Por: Felix Armando Melo
fameloto@gmail.com

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